YOGA MILAREPA MALAGA

Mi foto
MALAGA, Spain
C/ RAMOS MARIN Nº 2-4º-C (junto al Teatro Cervantes) 29012. MALAGA Telf.: 952 604241 e-mail:milarepacentro@terra.com

Combatiendo las aflicciones con la práctica de hatha yoga.

Combatiendo las aflicciones con la práctica de hatha yoga



Por Aadil Palkhivala

Al practicar las asanas con conciencia, no sólo nos sentimos mejor, sino que también mejoramos nuestra capacidad para sentir... esto es, nos volvemos más sensibles a todo lo que forma parte de nuestra vida. Conforme nuestra sensibilidad se ensancha y se vuelve más profunda, empezamos a practicar las asanas en el sentido yóguico más amplio... el yoga del descubrimiento de nuestro Ser y nuestro dharma (nuestro verdadero propósito) y la superación de los obstáculos que impiden este proceso.
            En Los Yoga-Sutras, Patanjali explica cuáles son los cinco kleshas (obstáculos) principales en el camino del yoga. Estos son avidya, la ignorancia; asmita, el ego; raga, el apego al placer; dvesha, la aversión al dolor; y abhinivesha, el miedo a la muerte. Aunque hay muchos métodos yóguicos para enfrentar los kleshas, el hecho de practicar asanas (tanto las posturas que exploramos como la forma en que trabajamos con ellas) puede ser una de las herramientas más poderosas para ayudarnos a superar estas aflicciones.
            De todas las asanas, las extensiones son especialmente útiles en este proceso, puesto que requieren una gran concentración y abren el pecho y el centro del corazón.  Veamos cómo las extensiones pueden ayudarnos a enfrentar los kleshas y a superarlos.

Arquearse sobre los obstáculos

Sri Aurobindo, el sabio indio, dice en el poema épico Savitri: “En donde hay ignorancia, también deberá haber sufrimiento”. La ignorancia en nuestro cuerpo físico también se manifiesta en la mente, que pierde la capacidad para prestar atención o para retener y recordar información. Si queremos acabar con nuestra avidya, debemos cultivar la habilidad para enfocar nuestra atención, así como para calmar nuestra mente. En efecto, un cerebro que no está concentrado, no puede estar sereno. Así, la capacidad para concentrarse nos ayuda a entender cómo aquietar el cerebro. Debido a que exigen tanta concentración, las extensiones son herramientas sumamente poderosas para superar la ignorancia. Y también nos ayudan a superar el obstáculo de asmita, el ego, porque abren el centro del corazón, la sede de nuestra conexión con el Ser superior. Asmita es la identificación equivocada del ser pequeño e individual con el Ser universal y supremo. El ego cree que lo sabe todo y que el universo gira a su alrededor. Conforme crece el ego, la conciencia se aleja del corazón y se desplaza hacia el cerebro. Con el tiempo, se pierde la conexión que existe entre la mente y corazón, el pequeño ser y el Ser superior. Las extensiones nos ayudan a recuperar esta conexión.
            Las extensiones provocan la apertura del pecho y del corazón lo cual también contrarresta los últimos tres kleshas: raga, dvesha y abhinivesha. Raga, nuestro apego al placer, es un intento fútil por asirnos a lo efímero... nos aferramos a lo que sólo es transitorio. Al hacerlo, cerramos nuestro pecho y desconectamos el centro del corazón.  Dvesha, la aversión al dolor, también cierra las puertas de nuestro corazón. Cuando ocultamos el dolor, ocultamos nuestras sombras, las partes de nosotros mismos que reprimimos porque no complacen el ego. Al igual que con raga, no expresamos nuestra aversión abriendo los brazos, sino con una postura defensiva y ávida. Y abhinivesha, el miedo a la muerte, es el padre de todos los miedos; es lo que nos hace contraer el pecho, encorvar la espalda y retraernos en nuestro ser inferior. 


Eliminar la ignorancia

¿Cómo podemos trabajar con los kleshas al practicar las extensiones? Patanjali afirma que avidya, la ignorancia, engendra todos los kleshas, así que empecemos por ella. En una asana, cualquier parte del cuerpo en donde la atención no esté presente cuando es necesario puede considerarse como ignorante. Y cualquier parte ignorante del cuerpo impide que la energía fluya libremente, provocando un estancamiento. Así que nuestra tarea es llevar nuestra atención a las partes que están sumidas en la ignorancia (avidya), reemplazándola con el conocimiento (vidya).
            Hay muchas manifestaciones de ignorancia corporal que aparecen en las extensiones. El error más común es hacer estas posturas acercando los omóplatos a las orejas. El cuello es otro lugar común en donde se asienta la ignorancia. Si uno no está consciente del cuello al hacer una extensión, si no lo alarga al empezar a arquear el torso, las vértebras cervicales se comprimen y esto demuestra, una vez más, que “en donde hay ignorancia, también deberá haber sufrimiento”.

Domar el ego

¿Cómo podemos trabajar con los demás kleshas en las posturas? Al practicar y descubrir cuáles son las partes ignorantes de nuestro cuerpo, nuestra atención, ya más refinada, nos permite ver que estas partes se sacrifican para satisfacer al ego. El ego es un obstáculo para dominar las asanas pues supone que tenemos conocimiento cuando en realidad somos ignorantes. El ego nos hace creer que hemos alcanzado cierto nivel en nuestra práctica cuando en realidad no es así. Nos anima a practicar para obtener gloria y orgullo y no para descubrir el ser espiritual.
            El ansia del ego por gratificarse a sí mismo nos hace olvidarnos del refrenamiento.  Nos lanzamos a hacer una postura sólo para aparentar que podemos hacerla. Cuando lastimamos nuestra columna lumbar para lograr una extensión más intensa, en vez de fomentar el alargamiento de la parte baja del abdomen, eso también es ego. Al ego no le importa el equilibrio ni la integridad, porque sólo le interesa el rendimiento y llegar lo más lejos posible lo más rápido posible. El ego es competitivo, pero se alimenta tanto de logros como de autocompasión.  Cuando el ego dice, “Soy el mejor” o “Soy el más débil”, da igual pues todo gira alrededor del “yo”.
            Trabajar con el ego es enfrentarse al ser de sombra. El ser de sombra es la parte de nosotros que no quiere ir a la luz. Es la parte que escondemos para poder aparentar que somos buenos. No queremos encararlo porque es contrario a la imagen que tenemos de nosotros mismos y no está en sintonía con nuestra conciencia.
            Sin embargo, a menos de que estemos dispuestos a poner al descubierto nuestra sombra y trabajar con ella, tanto en las asanas como en la vida, a menos de que observemos la urgencia de nuestro ego por reprimir nuestras partes más oscuras, no avanzaremos realmente en nuestro camino.
            Las extensiones no sólo nos ayudan a descubrir la sombra, sino que también crean espacio para que se abra el chakra del corazón. Cuando esto ocurre, hacemos a un lado nuestras opiniones egoístas y comprendemos los pensamientos de los demás, aun cuando sean contrarios a los nuestros. ¿No es ésta la base para crear paz en el mundo, un yogui a la vez?

Trascender el apego

En la práctica de las asanas, como en las demás facetas de la vida, sentimos apego por el placer (raga) y aversión por el dolor (dvesha). Pero el verdadero practicante del yoga comprende que una incomodidad temporal con frecuencia lleva a un placer más estable y duradero, así como el hecho de comer plantas medicinales amargas hoy puede permitir que mañana gocemos de una buena salud. De hecho, nuestra aversión y nuestro apego con frecuencia se derivan de la confusión; al ver sólo los efectos inmediatos de las acciones, catalogamos erróneamente el placer como algo que se siente bien en el momento en que lo sentimos aun si, en realidad, su verdadero efecto a largo plazo sea doloroso. 
Al practicar [las extensiones], ¿cómo podemos trabajar con abhinivesha, el último klesha, el miedo a la muerte? Abordando y practicando las posturas como si, cada vez, fueran algo nuevo. El miedo a la muerte es el miedo al cambio; sólo aceptando el cambio podemos apartar este temor y crecer. Hacer una postura hoy tal como la hicimos ayer es repetir una postura muerta. Hacer una postura con la inspiración que hoy nos llena hace nacer una postura que está viva.
            Sin embargo, no puede nacer una nueva vida si no muere la vida vieja; debemos soltar los logros del pasado para poder seguir creciendo. Cada vez que practicamos las asanas de una forma nueva, nos esforzamos por superar nuestros temores personales ante la muerte y el renacimiento, dando un paso más en dirección de una vida más verdadera y luminosa.

*   *   *   *   *

Aadil Palkhivala                                “Urdhva Mukha Svanasana” in Yoga Journal, núm.
174, junio, 2003, p. 146.  (Trad. Katia Rheault)