YOGA MILAREPA MALAGA

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ARTICULOS PUBLICADOS

YOGA: DESDE MILAREPA
¿QUÉ ES LA MEDITACIÓN?
Una reflexión teórica de por qué o para qué meditar.


Quienes se consagran a la vida en el mundo
y a la meditación, por la vida en el mundo
superan la muerte y por la meditación
acceden a la inmortalidad.

Isha Upanishad


Quisiera exponer brevemente lo que realmente es la meditación, término que cada vez se usa con mayor frecuencia. Oriente posee una muy larga y venerable tradición de meditación, prácticamente todo el budismo no es más que un desarrollo de la misma y, a raíz del "boom oriental" en los países del primer mundo, son numerosas las personas que se inician en su práctica. Por otro lado, también Occidente, fundamentalmente el judeocristiano, posee su propia tradición de meditación o contemplación (recordemos lo "Ejercicios Espirituales" de San Ignacio de Loyola o la "Oración del Corazón" de los monjes ortodoxos, por citar tan sólo dos ejemplos).

En primer lugar, surge un problema lingüístico cuando, al igual que al intentar traducir otros términos orientales a las categorías de nuestro lenguaje, usamos el infinitivo meditar que inmediatamente exige el uso de un objeto directo sobre el cual recaer esta acción. Efectivamente, no se medita sobre algo, sino que el uso del sustantivo meditación sería más adecuado dando a entender que ésta es una actividad o un estado del ser completa en sí misma.

Durante algún tiempo, los políticamente activos consideraban la meditación como un escapismo del compromiso político, una especie de "quietismo o pasividad a lo oriental" o un mero "contemplarse el ombligo", desligado del cambio social y sin ninguna incidencia política. Y nada más lejos de la realidad.

En primer lugar, surge la pregunta de ¿por qué o para qué meditar?, que indudablemente nos lleva a otra que puede expresarse en los términos de: ¿Qué es la Realidad, o qué es lo verdaderamente real?. La persona que, tras un fin de semana más o menos afortunado, tiene que levantarse un lunes temprano en la mañana e ir a un trabajo alienante maldiciendo mentalmente su situación vive una realidad distinta de, pongamos por caso, un multimillonario o un play-boy al levantarse ese mismo lunes en la mañana. Si damos por sentado que la Realidad es una y simple: ¿a qué vienen estas diferencias?. Sencillamente, ambos personajes viven realidades distintas producidas por sus mentes alucinadas. Analizando un poco más profundamente, vemos que prácticamente todos nosotros nos movemos, hablamos, pensamos y actuamos de un modo casi mecánico y repetitivo. Si intentáramos permanecer conscientemente un minuto en silencio observaríamos cómo somos arrastrados por una interminable cháchara mental o basura subconsciente de pensamientos sobre la que no tenemos ningún control; nuestras mentes se mueven como un mono enloquecido víctima de las más disparatadas asociaciones, recuerdos, miedos, proyectos, esperanzas, etc.

Cuando parece políticamente correcto hablar de libertad, y así lo podemos comprobar día a día en los medios de comunicación, nos damos cuenta que a un nivel psicológico más profundo la libertad es un mito, una ilusión: todos nos movemos empujados por las fuerzas de la pasión, el deseo, el orgullo, la envidia, los celos, etc., producidas por la ignorancia de lo que verdaderamente somos.

Precisamente, y no contra lo que se piensa habitualmente, es con la manera de trabajar con estas "oscuras" fuerzas de lo que trata la meditación. En tibetano, la palabra meditación se traduce por "familiarizarse con la mente", con lo que somos. Aunque a veces ante el espejo que somos aparezcan las imágenes más horribles y grotescas, no por ello nos dejamos escandalizar.

Existe un dicho tibetano que afirma que "buena relajación igual a buena meditación, mediocre relajación igual a mediocre meditación y mala relajación igual a mala meditación". Sin embargo, y sobre todo al principio, emprender la práctica de la meditación como una mera respuesta de relajación es un chiste, una broma. Como ya hemos visto, es todo lo contrario: habérnoslas con nuestra neurosis, con nuestras cientos de neurosis, familiarizarnos con ellas y cabalgar sobre ellas. Ésa es la verdadera energía que se desprende de una auténtica práctica de meditación.

Una forma de acercamiento intelectual a una verdad, muy propia de Oriente, es la afirmación de la verdad que se busca por medio de la negación de los argumentos que la contradicen. Es el acercamiento propio de la teología negativa. Igualmente, podríamos acercarnos a la esencia de la meditación diciendo lo que ésta no es. Según este punto de vista, podríamos enumerar tres aspectos que a menudo son erróneamente confundidos con la meditación:

1. La concentración, únicamente, no es meditación. La concentración es un proceso de exclusión, de lucha de nuestro ego o Yo, y es precisamente esta lucha la que refuerza la ilusión de un ego o Yo sólidos. El ego, el Yo, no existe, no tiene sustancia, noúmeno: es una pura nada, una ilusión. Si hay algo precisamente que no es real, siguiendo nuestro enfoque negativo, es este ego, este Yo, autosuficiente, sólido y autoexistente, que cada uno de nosotros cree ser en lo más profundo de sí mismos. Esta idea de ser un Yo sólido es la gran mentira, el gran fraude, el gran timo, como queramos llamarle, que alguien, y no sabemos quién, nos ha vendido sin comprobar la autenticidad y validez de lo que comprábamos, en un principio que se pierde en la noche de los tiempos. Todo, absolutamente todo en nuestra experiencia vital, tanto interna como externa, a excepción, por lo visto, de un grupo de células grises, se encuentra sometido a cambio, al fluir del río de Heráclito: nuestro cuerpo, pensamientos, percepciones, sensaciones, etc., aunque no nos demos cuenta o no nos queramos dar cuenta de ello. Todo es corriente de experiencia, y cualquier intento de realizar una Fenomenología no es más que experiencia de la experiencia.

En el budismo, se suele hablar de la vacuidad. Se dice que el ego no posee una existencia intrínseca, inherente y muchas personas que oyen esta afirmación por primera vez suelen sentirse molestas, cuando no horrorizadas, de pensar que su Yo, que constantemente se alimenta de sí mismo, pudiera no existir y hundirse en una nada de tipo existencialista o deslizarse por un gran agujero negro cósmico de donde saldría despedido al otro extremo del Universo. Sin embargo, como muy bien apunta el filósofo japonés Nishitani "no es que el Yo sea vacuidad, sino que la vacuidad es el Yo".

2. La meditación no es introspección. Introspección, en el lenguaje psicológico, es pensar sobre sí mismo. A veces se usa erróneamente el término meditación en este sentido. Es cuando alguien dice “voy a meditar sobre este u otro asunto”, es decir, evaluar los pros y los contras, o sobre este aspecto negativo de mi carácter, esta pasión, el enfado, por ejemplo, etc.

3. La meditación, obviamente, no es "poner la mente en blanco", cosa prácticamente imposible: el mismo pensamiento de dejar de pensar es ya de por sí un pensamiento. No se trata de intentar permanecer como un vegetal insensible, sino más bien al contrario, de despertar la más alta inteligencia, la riqueza y el potencial de gozo, sensibilidad y ausencia de miedo de nuestras mentes.

Entonces, ¿qué es meditación?. Meditar, básicamente es, y dejando a un lado los detalles técnicos de la postura física, estar atento, estar alerta, desarrollar y cultivar la atención. Atención, sin exclusión ni fijación, a lo que sea que aparezca Aquí y Ahora: el tráfico en la calle, los ruidos de la cocina, la propia respiración, el contínuo mental dejando pasar los pensamientos sin seguirlos ni huir de ellos, etc. Aunque pudiera parecerse a lo que se conoce como una disociación psicológica, la correcta práctica de la meditación no conlleva los peligros de escisión psicológica que aquélla implica. Es difícil, incluso para un psicólogo experimentado, definir y explicar en qué consiste la atención.

Hay que resaltar que es indispensable para emprender con éxito la práctica de la meditación una conducta ética correcta (no matar, no robar, no cometer adulterio, no mentir, no intoxicarse con drogas, etc.), tal como las diversas tradiciones espirituales aconsejan. Sin esta ética básica, que por otro lado con el tiempo cada vez se va refinando y haciendo más y más sutil, más y más profunda, la meditación es mera gimnasia mental, pasatiempo o, incluso, locura, sin llegar a producir ningún crecimiento espiritual, cambio, beneficio, paz mental o cualquier otro efecto deseado.

Realmente, en medio de la gran locura y confusión de nuestro mundo civilizado de hoy en día, la meditación se nos revela como un camino, quizás el único, de acceder a nuestra cordura original, a nuestra bondad fundamental. De abrirnos a nosotros mismos, lo cual significa abrirnos al mundo. Realizar el hecho de que no tenemos necesidad de hacernos ricos para ser felices, sino que ya somos ricos por poseer un cuerpo y una mente moldeables con un infinito potencial creativo. Créeme, más allá de la bondad no existe nada. La bondad es la flor de la inteligencia, y no hablo aquí de la bondad como opuesta al mal, no se trata de ser de un partido o de otro, ni de estar a favor ni en contra de algo o alguien, sino de algo más sencillo, básico y fundamental: de un estado íntegro y total de ser y salud, un estado que no deja de resonar en lo más profundo de nuestras conciencias y que nos empuja día a día trascendiendo, a la vez, todo miedo y toda esperanza.

El problema, a veces, es que a la hora de seguir este camino buscamos un ideal egoísta de salvación, un lugar seguro donde no nos toque el dolor del mundo temiendo que nuestro corazón se desangre y dejamos atrás, como dice Pema Chödron, a nuestro marido borracho, a nuestra hermana esquizofrénica o a nuestra madre con alzheimer.

Como afirma el "Dharmapphada", recogiendo las palabras de Buda: "Abstenerse de hacer el mal, hacer el bien, purificar, el propio corazón: ésa es la enseñanza de los Seres Despiertos". ¿No es esto válido tanto para Oriente como para Occidente, tanto para los tiempos pasados como para los actuales?. S.S. el Dalai Lama ha hecho célebre una frase: "mi religión es la bondad". Cualquiera que sea su religión, el mundo necesita de ayuda y si no ayudamos nosotros: ¿ quién lo va a hacer?.

Miguel Angel García.
Profesor de Yoga.
Director de "Milarepa", Centro de Potencial Humano,  "Sidhartha", Escuela Municipal de Yoga y Meditación del Excmo. Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre

Articulo publicado en  el num. 4 de la a revista Cuidate







CUANDO EL PÁJARO DE HIERRO VUELE, LAS ETERNAS ENSEÑANZAS DEL BUDA LLEGARÁN A OCCIDENTE
Inauguración de la Stupa de Benalmádena

Miguel Ángel García. Profesor de Yoga, titulado por la Yoga Vedanta Forest Academy. Director de Milarepa, Centro de Potencial Humano. Practicante budista y estudiante del Lama Ole Nydahl.

En mi agenda de trabajo tenía una anotación sobre los días 1 al 5 de octubre. Rezaba así: "Inaugu-ración de la Stupa de la Ilumina-ción. Benalmádena, Málaga". Era la culminación de un esperado proyecto que había tomado más de seis años y no podía faltar a la cita. Algunos detalles eran de sobra conocidos. La generosa oferta del Ayuntamiento de Benalmádena y de su alcalde, que donaban el terreno y financiaban parte del proyecto. Los deseos de Lopon Tsechu Rimpoche, un gigante espiritual intensamente involucrado en el desarrollo del Budismo en Occidente y que en 1994 inició la construcción de la primera Stupa en Europa, la Stupa de Kalachakra en Karma Guen (Vélez-Málaga). A ella le siguieron 16 monumentos más en otros distintos lugares, Alemania, Rusia, Polonia, Austria, Suiza y Dinamarca. Desgraciadamente fallecía en Bangkok el 10 de junio de 2.003 a los 85 años de edad y apenas cinco meses antes de contemplar su realización, motivo por el cual ésta tuvo que pasar a una asociación dirigida por su fiel secretaria Margarita Lehnert, que financió y emprendió su construcción con un capital de 1,5 millones de euros donados en su mayor parte por monjes bhutaneses y patrocinadores españoles. El diseño del arquitecto Wojtek Kossowsky, autor también del anterior trabajo de la Stupa de Kalachakra en las cercanías de Vélez-Málaga. El denodado trabajo altruista de incontables amigos pertenecientes a los más de 350 centros del Camino del Diamante en todo el mundo que encarnan las más profundas enseñanzas provenientes del Buda, resultado del infatigable trabajo del lama danés Ole Nydahl en Occidente desde 1.972. Y su siempre deseada y esperada visita junto a las de Su Santidad Shamar Rimpoche, principal regente de la tradición del Budismo Tibetano de la Escuela Karma Kagyu y su actual cabeza espiritual, Su Santidad el XVII Karmapa, Thaye Dorje.
Pero, antes que nada: ¿qué es una Stupa? Se trata de un monumento budista, en su origen funerario, en cuyo interior se guardan preciosas y valiosas reliquias y conmemora un importante acontecimiento de la vida de su fundador, el príncipe Siddhartha Gautama o Sakyamuni, el Buda histórico. Los antiguos textos mencionan ocho diferentes tipos de Stupas según los aspectos que manifiesten: nacimiento, iluminación, parinirvana o extinción final, etc. A ellos se le añade un nuevo aspecto formado por las Stupas de Kalachakra ("Rueda del Tiempo"), a las que únicamente se cita en el Anuttara Yoga Tantra No-Dual, las más avanzadas y profundas escrituras budistas. Las Stupas no son templos, sino representaciones del más alto estado de realización enseñado por el Buda, de cuyo cuerpo y mente son un reflejo abstracto a la vez que, simultáneamente, simbolizan el Universo. Son lugares de meditación, peregrinación y poderosas fuentes de inspiración y energía para el desarrollo mental, así como monumentos a la paz y armonía.
En este caso, la Stupa de Benalmádena, que cuenta con una amplia sala en su interior para meditaciones y eventos decorada con frescos y pinturas, celebra la Iluminación del sabio silencioso del clan de los sakyas, la meta última del Budismo. Una religión que reconoce que "la felicidad es el objeto principal de nuestras aspiraciones, cualquiera que sea el nombre que le demos -plenitud, satisfacción profunda, serenidad, realización, sabiduría, dicha, alegría de vivir o paz interior -, y cualquiera que sea nuestra manera de buscarla: creatividad, justicia, altruismo, esfuerzo entusiasta, realización de un proyecto o de una obra". Una felicidad que, en definitiva, "se construye como resultado de una maduración interior. Sólo depende de nosotros, de un trabajo paciente, de día en día. A largo plazo, la felicidad y la desdicha son, pues, una manera de ser o un arte de vivir".
Una religión - (¿podemos hablar de religión de unas enseñanzas que prescinden de la existencia de Dios?) - que cada vez va ganando más simpatías y adeptos en Occidente como alternativa a la crisis que vivimos. Se calcula que solamente en España, un país tradicionalmente católico, existen unos 9.000 practicantes de las distintas escuelas budistas. El linaje Karma Kagyu, autor de esta construcción, es la segunda escuela más grande de las cuatro escuelas principales existentes de Budismo del Tíbet.
Una muestra era las cerca de 3.000 personas de todo el mundo que se acercaron a este evento y contemplaban, con ojos asombrados, a unos lamas ejecutando unas danzas ancestrales, ingrávidos en el aire, desafiando a la ley de la gravedad y portando exquisitos atuendos y sofisticadas máscaras. Danzas que formaban parte de una extensa consagración, a diferencia de la puntual inauguración, compuesta por diferentes ceremonias o "puyas" a lo largo del tiempo y que representan mucho más que la eterna lucha entre el Bien y el Mal, como de un modo superficial y simple podríamos inicialmente pensar. El Budismo no admite la existencia de un Mal absoluto que, por otro lado, acabaría autodestruyéndose ni de una condenación eterna, sino que habla de "un caos que no tiene principio, pero sí final, el único culpable de la confusión que reina en nuestro espíritu y que denomina ignorancia. Es nuestro espíritu, y sólo él, quien nos encadena o nos libera".
"Todo se origina en lo más íntimo, en la mente, en el corazón. Si un hombre habla u obra con mal corazón, el dolor irá tras él como la rueda del carro tras la bestia que lo arrastra. Si un hombre habla u obra con buen corazón, la dicha le seguirá sin separarse, como su propia sombra". Son las primeras frases del Dhammapada, la más antigua de todas las escrituras budistas y cuyo origen se atribuye al propio Buda. Una certeza acompañada de una profunda intuición del significado último de estas frases surgía en mí al contemplar una de aquellas danzas adornada con esqueletos y calaveras que intento expresar así: "Nada exterior existe. Todo está ya en tí. La supuesta realidad exterior es como tú mismo la quieras ver". ¿Solipsismo? En absoluto. El Budismo no niega la existencia de una realidad externa, pero sí el hecho de encontrar la felicidad cambiando únicamente las condiciones externas y no la propia mente de quien las goza o padece. "La primera causa de la felicidad reside en nuestro espíritu, mientras que las circunstancias exteriores no constituyen más que condiciones adversas o favorables. Tenemos una percepción errónea de la realidad. Nuestra situación puede ser percibida como el paraíso o el infierno: todo depende de nuestra percepción".
El delicado equilibrio del bailarín se convertía en un símbolo de la fragilidad y belleza de nuestras vidas, de la rareza y preciosa oportunidad de esta existencia humana, como afirman las enseñanzas budistas, y de la Vía de salvación que nos proponen. El Sendero Medio que nos aconseja el Budismo no es una coartada para las bienpensantes mentes burguesas ni significa encontrarse entre dos mujeres y abrazar a las dos, sino un saber vivir entre los extremos de los placeres y sufrimientos que inevitablemente toda vida conlleva, sin el apego o el rechazo a unos u otros. Muchos seguidores del Buda han conseguido, y aún hoy en día consiguen, vivir plenamente este ideal encarnando así su propia Iluminación. Tal fue el caso de Milarepa, el célebre yogui del Tíbet.
Y sobre Milarepa es que el lama danés Ole Nydahl pensaba realizar un curso previo a la inauguración oficial de la Stupa. Pero en la mañana del 31 de julio de 2.003, después de 72 horas de meditación en honor a Lopon Tsechu Rimpoche, Ole Nydahl, un lama atípico donde los haya y el más conocido maestro budista occidental, aficionado a los saltos en paracaídas en su salto número 88 sufría un aparatoso accidente en las inmediaciones de Kassel, Alemania. Sus consecuencias podrían haber sido peores y fatales para él mismo y para los que gustamos de escucharle y ser sus estudiantes. Sencillamente, el paracaídas falló en su "vuelo de caída libre" aterrizando a toda velocidad sobre una explanada de hormigón con la única ayuda del paracaídas automático de emergencias. Cuando entró en la carpa donde lo esperábamos la ovación no se hizo esperar y el sonido de los aplausos hacía estremecer de gozo a los mismos clavos que la sujetaban, o eso me pareció a mí. En un simpático gesto, Ole Nydahl devolvía el saludo levantando sus muletas.
Un curso sobre Milarepa era también, al menos para mí, algo especial: Milarepa es el nombre del Centro de Yoga donde trabajo y donde vivo junto a Lydia, mi compañera. Pero por muy cercano y familiarizado que me encuentre con la figura de Milarepa, nunca pensé que un lama que encarna este noble linaje pudiera dar sus enseñanzas durante toda una tarde hilando chiste tras chiste con tal naturalidad y genialidad hasta que las lágrimas de risa acabaron rodando por mis mejillas mientras hacía esfuerzos por no rodar yo también sobre el suelo. Una visión superficial de Milarepa, "vestido simplemente de algodón" significa su nombre, puede presentarlo como alguien carente de todo sentido del humor, viviendo aislado en solitarias cuevas perdidas de las cumbres nevadas del Tíbet y alimentándose únicamente de ortigas hasta que, se dice, su cuerpo se volvió verde. En fín, un yogui de un temperamento particularmente ascético.
Y ante mí tenía a un lama con una fractura en su fémur derecho, cuatro vértebras lumbares rotas, la pelvis y el sacro igualmente rotos, una gran pérdida reciente de sangre, coágulo en ambos pulmones y más de cinco tornillos recién instalados en su cuerpo, que no solamente no mostraba mueca o signo alguno de dolor o incomodidad sino que bromeaba mejor de lo que pudiera hacerlo el mejor de los payasos aconsejándonos que al día siguiente en el que iba a tener lugar la inauguración oficial nos vistiéramos con nuestras mejores galas y no como "hippies desarrapados y harapientos". "Es para causar buena impresión, no a las autoridades occidentales, sino a las budistas orientales", nos decía a la vez que reía y nos tomaba el pelo imaginándonos ya como "pingüinos dentro de estrechos zapatos". Era una auténtica delicia y una verdadera manifestación del gozo y la felicidad inherentes a la naturaleza de la mente, el mismo gozo y la misma felicidad que habían experimentado Milarepa y que, según el Budismo, nos acompañan siempre. "Terrible o no, difícil o no, lo bello, noble, religioso y místico es ser feliz: no hay nada inteligente en no ser feliz".
Una inesperada noticia, aunque ya circulaba días antes, se confirmaba también ahora. Su Santidad el XVII Karmapa, Thaye Dorje, no podría al fin asistir como estaba inicialmente programado ya que tenía que hacer acto oficial de presencia en los funerales de la reina madre de Bhután, una familia que históricamente ha sido su discípula. Pero sí contábamos con la presencia de su princesa junto a la de su marido y su Ministro de Agricultura y, sobre todo, las del lama Jigmela y Su Santidad Kunzig Shamar Rimpoche, principal regente, entre quienes con Ole Nydahl y el alcalde de la ciudad de Benalmádena el 4 de octubre a las 11:30 cortaron la cinta roja que declaraba inaugurada y abierta la entrada de la Stupa. Semanarios de prensa y televisiones en todo el mundo se hacían eco de este acontecimiento. Shamar Rimpoche abría su discurso oficial con unas palabras que aún resuenan en mis oídos. Algo más que un ejemplo de la conocida diplomacia política oriental o de la expresión de un pensamiento políticamente correcto en el momento oportuno, pensemos lo que pensemos al respecto. Son todo un resumen del credo budista que profesa un hombre que ha despertado a "la bondad fundamental, nuestro derecho de nacimiento": "Al acercarme al señor alcalde para esta ocasión, alguien me ha previamente advertido: Tenga usted mucho cuidado, ya que se trata de un hombre con buen corazón".
Opiniones políticas a un lado o intereses turísticos o económicos más que espirituales (¿por qué no todo a la vez?), el hecho es que la Stupa de la Iluminación en Benalmádena, la joya que corona la inmensa actividad de Lopon Tsechu Rimpoche, un monumento de 33 metros de altura y 25 metros de ancho, se convierte en el más grande monumento budista en Occidente, un "puente entre lo visible y lo invisible". Antiguos textos budistas nos hablan de las ventajas y beneficios que conlleva para toda la región, e incluso el país entero, en la que se levanta un monumento de estas características. Entre ellos se encuentran el aumento de las cosechas, la prosperidad económica, la convivencia pacífica, el desarrollo espiritual e, incluso, el buen tiempo. Es una gran suerte para todos nosotros. Se hace obligada, seamos o no budistas, su visita como ya lo hacen algunas líneas de turismo que la incluyen en su recorrido o simples parejas de recién casados que realizan allí y en sus inmediaciones el obligado reportaje fotográfico. Creo que son más de 300 las personas que la visitan a diario y contemplan los maravillosos frescos y pinturas, "pequeña Capilla Sixtina budista", realizados por artistas nepaleses ilustrando la vida del Buda.
Sus enseñanzas salieron por primera vez de su India natal hacia el país de las altas montañas nevadas, Tíbet, antes que nadie con Padmasambhava, conocido como Guru Rimpoche ("el precioso guru"). En una de sus visiones, Padmasambhava profetizó un hecho histórico cuyas consecuencias pueden ser decisivas para la crisis de nuestra civilización, lo que equivale a decir para toda la Humanidad, y su futuro y a las que comenzamos a asistir hoy en día. Sus resultados finales corresponderán a las futuras generaciones a las que puede que incluso posibilite su misma existencia: la de nuestros propios hijos y nietos. "Cuando el pájaro de hierro vuele las eternas enseñanzas del Buda llegarán a Occidente", dijo. Mientras miles de personas contemplaban este hito como una más de las progresivas y sucesivas manifestaciones de la cultura budista en Occidente, en el mismo momento de su inauguración oficial varios aviones, "pájaros de hierro", hacían realidad esta antiquísima profecía sobrevolando su blanca cúpula - ¿azar caprichoso dentro de "un cuento absurdo narrado por un idiota" o "melodía celeste dentro de un Orden Cósmico"?.
Más cercano a nosotros, en tiempo y espacio, el historiador Arnold Toynbee indicaba que "el siglo XXI o bien será un siglo espiritual o bien no llegará a ser" y mostraba como decisivos el encuentro histórico y el diálogo entre las tradiciones budistas de Oriente y cristianas de Occidente.
Después de cinco exhaustivos, intensos y agotadores días, caía dormido en un sueño profundo, como hacía tiempo que no recordaba, en el suelo en un rincón de una de las carpas. Al fín y al cabo: "La vida no es más que un sueño; un sueño individual dentro de otro sueño general y colectivo. Percatémonos de su valor infinito y brevedad: frágil e impermanente, a imagen del rocío delicadamente suspendido de las hierbas, como gotas de cristal que se lleva la primera brisa de la mañana".
Antes de reincorporarme a mi vida cotidiana, hice mi última visita a la Stupa, imponente su visión nocturna, iluminada con la luna llena y el mar al fondo, circunvalándola siempre en dirección a las agujas del reloj y deseando (los amigos habían bromeado diciendo que había que tener cuidado con lo que se deseaba delante de la Stupa, ya que suele cumplirse) el Bien y la Iluminación de todos los seres.
Conforme me iba alejando físicamente sentía que me alejaba también de un enorme campo de poder y fuerza dentro del que había permanecido durante cinco días. Mi novia, caminando a mi lado, me miró pidiéndome sin palabras una evaluación final: "Esto sí que es Historia", fué lo único que acerté a decir.
En mi agenda de trabajo tengo una anotación sobre el día 27 de mayo. Reza así: "Inauguración de la Gompa de Thaye Dorje. Karma Guen, Vélez-Málaga".
Para saber más:
"Cantos de Milarepa". Garma C. C. Chang. Editorial Yug. 1981. México.
"Vida de Milarepa". Iñaki Preciado. Anagrama. Barcelona.
"Las cosas como son". Lama Ole Nydahl. Edit. Garuda. 1.998. Bogotá.
"Cuando el pájaro de hierro vuele. . .". Lama Ole Nydahl. Edit. Karmapa. 1989. San Sebastián.
"El Camino del Diamante". Lama Ole Nydahl. Edit. Garuda. 2.002. Bogotá.

YOGA: ENERGÍA Y RELAJACIÓN   

PARTE I.

El Yoga es una de las disciplinas más antiguas del mundo. Junto con la danza y el teatro, el Yoga es practicado desde hace millares de años. Se originó,  sin duda, en la India, aunque también en Persia, en el antiguo Egipto, e incluso en China, se advierten una visión similar del mundo y un trabajo corporal idéntico.
            El Yoga es uno de los seis sistemas filosóficos ortodoxos de la India, y contiene tratados que engloban aspectos de índole médica, tanto desde la fisiología corporal como desde las posibilidades terapéuticas contenidas en el propio cuerpo. Junto a estos elementos, el Yoga contiene en su conjunto una serie de técnicas dirigidas a la potenciación y desarrollo de los más altos niveles del ser humano, tanto en su aspecto físico como psíquico, mental, psicológico y, sobre todo, espiritual y místico.
            El Yoga Físico, el más conocido y divulgado en Occidente, es un conjunto de técnicas que valiéndose de la estructura física del ser humano, impulsan su más completo desarrollo, intentando establecer el dominio del practicante sobre su propia energía física, para así poder dirigirla y encaminarla a la conquista de sus más elevados niveles mentales y espirituales. Cada sesión de Yoga está pensada y se realiza para facilitar la toma de conciencia en profundidad del propio cuerpo, a la vez que se induce la movilización de la propia energía para estimularla y potenciarla.
            El Yoga es una ciencia pragmática y atemporal, desarrollada a través de milenios, que trata del bienestar físico, moral, mental y espiritual del hombre como un todo. También se ha descrito el Yoga como un arte, como sabiduría en acción ó vivir equilibradamente entre actividades, con armonía y moderación.
            Aparecido en Occidente a principios del siglo XIX, hace poco más de cien años, hoy en día se propaga hasta las aldeas y pueblos más retirados. Propone técnicas que aportan relajación y bienestar, tanto física como mentalmente, conservan la flexibilidad, mantienen la salud y el dinamismo y desarrollan la capacidad de concentración.
            En efecto, las posturas de Yoga (ásanas) procuran firmeza, salud y ligereza de miembros. Una postura firme y agradable produce equilibrio físico y mental, evitando, a la vez, la inconstancia de la mente. No se tratan de simples ejercicios gimnásticos: son posturas. Para realizarlas se necesita solamente de un espacio limpio y aireado y decisión. Mientras que otros sistemas de entrenamiento físico necesitan de amplios campos de juegos y de un equipo costoso, las posturas de Yoga pueden hacerse sin nada, ya que los mismos miembros del cuerpo proporcionan los necesarios pesos y contrapesos. Mediante su práctica regular desarrollamos agilidad, equilibrio, resistencia y una gran vitalidad.
            Estas posturas se han ido desarrollando y estudiando durante siglos para ejercitar cada músculo, cada nervio y cada glándula del cuerpo. Aseguran un  físico bueno, es decir, elástico, fuerte y flexible, sin estar envarado por un exceso de músculo, al tiempo que mantienen el cuerpo libre de enfermedades. Reducen, también, el cansancio y calman los nervios. La medicina actual centra su interés en los muchos beneficios que la práctica del Yoga proporciona, principalmente, en el ámbito hormonal y en el tratamiento de enfermedades mentales, junto con la ayuda de una terapia verbal.
            El aprendizaje del Yoga, en el caso de dirigirse particularmente a los jóvenes, les da la posibilidad de canalizar sus energías, sin por ello ofrecerles estructuras fijas. La libertad de movimientos y el dominio corporal marchan a la par con el aprendizaje de la relajación, la autonomía y el sentido de las responsabilidades, ofreciendo su enseñanza progresiva, equilibrada y no competitiva, que resultados tales como cambio de conducta, mejor escolaridad, abandono de hábitos negativos, pensamiento positivo, esperanza de futuro y apertura al mundo, sean decisivos.
           


           
           
            Jamás es demasiado tarde para acercarse al Yoga, independientemente de que tenga uno cinco o ciento cinco años.
            El aprendizaje del Yoga, en el caso de dirigirse particularmente a personas mayores, contribuye a que los últimos años de la vida puedan ser verdaderamente una época de oro, en la que uno tiene tiempo libre para dedicarse a sí mismo, tanto física como espiritualmente.
             Muchos de los problemas de la última parte de la vida son una combinación de ejercicio insuficiente, malos hábitos de comida y respiración superficial; de ahí derivan achaques como mala circulación, artritis y trastornos digestivos. Pero el cuerpo tiene unos poderes de regeneración increíbles, y ya después de un breve tiempo de práctica del Yoga, una persona se encuentra durmiendo mejor, con más energía y una visión más positiva de la vida.
            Finalmente, el Yoga, como disciplina psicofísica, se manifiesta como la herramienta más antigua y perfecta que ha desarrollado la Humanidad para su evolución natural. Su práctica continuada permite que aflore y se desarrolle todo el potencial humano. Un potencial caracterizado, entre otras cosas, por ausencia de miedos, conocimiento de sí-mismo, gozo espontáneo, sabiduría, altruismo y  compasión hacia todos los seres. No en vano, el Yoga se encuentra muchas veces, aunque no necesariamente, en el origen de la formación de numerosos movimientos espirituales y humanistas,  principalmente penetrados de filosofía oriental, tales como hinduismo, budismo, taoísmo, zen, artes marciales, etc.
            A su vez, diversas corrientes y escuelas de psicología y psicoterapias modernas occidentales, aparecidas a raíz del desarrollo de la psicología humanista, tienen más de un punto en común con algunos de sus postulados, principios y conclusiones, haciendo uso de sus prácticas.
            La verdadera fraternidad y paz universales sólo pueden existir cuando existen autocontrol y un sentimiento de paz interna. Si no existe paz interior, no puede haber paz exterior. La paz no es la meta, sino el camino.


2.)   FUNDAMENTACIÓN

            Gracias a varios años de experiencia, estudio y práctica del Yoga y la Meditación, junto a otras técnicas de desarrollo del potencial humano en mi actividad docente como profesor de Yoga, he tenido ocasión de comprobar cómo estos conocimientos pueden aplicarse y enriquecer el bienestar físico y psicológico de los seres humanos allí donde se conozcan y practiquen. Nuestra moderna vida social se caracteriza, entre otras numerosas cosas, por la falta de sentido y significado, la prisa, la ansiedad, la pereza ante cualquier esfuerzo y dificultad, el deseo de “un triunfo fácil y rápido”, diferentes adicciones, la búsqueda del placer inmediato, aún a costa del sufrimiento ajeno, etc.
            Muy particularmente, los jóvenes se ven atraídos fácilmente hacia los ideales consumistas que los medios de comunicación ofrecen indiscriminadamente, ya que carecen, por regla general, de formación y madurez necesarias y de modelos adecuados que les sirvan como puntos de referencias ideales para contrarrestar esta tendencia.
            En cuanto a los mayores, acarrean tras de sí una problemática totalmente distinta, por lo general, basada en malos hábitos de alimentación y diversas dolencias, junto al inadecuado o inexistente ejercicio físico y al desplazamiento social, incluso por sus seres más queridos, al que el moderno ideal de vida social  les obliga.
            Estas características, acentuadas en nuestro tiempo y basadas, todas ellas, en una visión egoísta y materialista, acaban repercutiendo finalmente en nosotros mismos bajo diferentes sufrimientos, formas de depresión, estrés y neurosis.


            Las enseñanzas del Yoga concluyen que, mediante unos ejercicios de fácil aplicación y práctica, es posible lograr una conveniente y adecuada relajación junto al desarrollo de una actitud física y mental que aportan un necesario bienestar a cada persona, a la vez que le facilitan y ayudan a encontrar y llevar una vida plena de significado.     Al mismo tiempo, estos ejercicios poseen un innegable potencial de desarrollo en centros de educación física, enseñanza, gimnasios, etc.
           
Jamás es demasiado tarde para acercarse al Yoga, independientemente de que tenga uno cinco o ciento cinco años.
            El aprendizaje del Yoga, en el caso de dirigirse particularmente a personas mayores, contribuye a que los últimos años de la vida puedan ser verdaderamente una época de oro, en la que uno tiene tiempo libre para dedicarse a sí mismo, tanto física como espiritualmente.
             Muchos de los problemas de la última parte de la vida son una combinación de ejercicio insuficiente, malos hábitos de comida y respiración superficial; de ahí derivan achaques como mala circulación, artritis y trastornos digestivos. Pero el cuerpo tiene unos poderes de regeneración increíbles, y ya después de un breve tiempo de práctica del Yoga, una persona se encuentra durmiendo mejor, con más energía y una visión más positiva de la vida.
            Finalmente, el Yoga, como disciplina psicofísica, se manifiesta como la herramienta más antigua y perfecta que ha desarrollado la Humanidad para su evolución natural. Su práctica continuada permite que aflore y se desarrolle todo el potencial humano. Un potencial caracterizado, entre otras cosas, por ausencia de miedos, conocimiento de sí-mismo, gozo espontáneo, sabiduría, altruismo y  compasión hacia todos los seres. No en vano, el Yoga se encuentra muchas veces, aunque no necesariamente, en el origen de la formación de numerosos movimientos espirituales y humanistas,  principalmente penetrados de filosofía oriental, tales como hinduismo, budismo, taoísmo, zen, artes marciales, etc.
            A su vez, diversas corrientes y escuelas de psicología y psicoterapias modernas occidentales, aparecidas a raíz del desarrollo de la psicología humanista, tienen más de un punto en común con algunos de sus postulados, principios y conclusiones, haciendo uso de sus prácticas.
            La verdadera fraternidad y paz universales sólo pueden existir cuando existen autocontrol y un sentimiento de paz interna. Si no existe paz interior, no puede haber paz exterior. La paz no es la meta, sino el camino.


Miguel Angel García.